martes, 25 de enero de 2011

IMAGINAR EL MAÑANA


COMENTARIO
El texto de Serra trata de justificar a la prospectiva como ciencia y con argumentos que se apegan, dentro de lo posible, a la cientificidad.
Sin embargo, hay mucha cosas que quedan “en tela de juicio”: Jordi Serra define a la prospectiva como una ciencia que estudia el futuro para comprenderlo y poderlo influir y reconoce que el futuro en sí no es un objeto que se pueda percibir, es más, ni siquiera sabemos si podremos contar con ese futuro; en mi tierra dicen “asegúrame la vida para mañana”.
Por otra parte, se sabe que hay otras ciencias que no han podido justificar plenamente su objeto de estudio como la Pedagogía, u otras  mencionadas por Serra como la Historia y la Economía.
Pero estas ciencias pueden manipular objetos que justifican su quehacer científico como los documentos, restos, ruinas, etc., que dan cuenta de una forma de vida específica.
La pregunta es ¿cómo hace la prospectiva para comprender y más todavía, para influir en el futuro?
A todos nos interesa el futuro. De hecho, el ser humano tiende a anticipar los acontecimientos y siempre pensando en que todo sea mejor. Cada persona tiene en mente un futuro y trata de influir en él desde el presente, es decir, lo que se hace en el presente  determinará el futuro.
Pero, ¿cómo influir en la naturaleza? ¿Puede prospectarse los cambios climáticos? ¿Y qué sucede con los desastres como huracanes y terremotos? ¿Qué pasa con las situaciones financieras que llevan a la quiebra a países enteros con la caída de la bolsa de valores?
Si bien la prospectiva intenta comprender e influir en el futuro lo único cierto es lo incierto del futuro. Cito a Morin en relación al conocimiento: “es un archipiélago en un océano de incertidumbre”.
Martín Heriberto del Río Castrellón

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